Brilla el sendero
Ciegas los pasos sabios,
luna gigante
Agitas mis amares
y enervas la sangre
No hay estrellas
ni guías ni testigas
Sólo tú luna
Flor cósmica del jardín,
rostro de noche blanca
Miras las olas
embravecidas de amar,
entre los almendros
me aúlla el feliz recuerdo
alejado de mí
Luna te acercas
y escrutas con alba faz,
los ojos penetras
Errando en los sueños,
¡alma mía!, te hallo
Tiembla la carne
De la piel emergen cimas
Volcánica erupción
Lava que inunda y quema
Níveo licor agridulce
El aire hace falta
El fulgor encandila
Atraes y asustas
Plena de saña y amor,
elevas al cielo mi alma
Luna de todos
se acaban mis noches
18 años atrás
te amé por primera vez
Serás la última luna
(Este poema
es como la luna,
ilumina
pero no calienta
Tu eres diferente)
Ciudad Satélite, 19 marzo 2011
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