Ya pocas uñas van quedando,
nicotina,
cuando llegue al hueso vendrá la contraofensa,
a menos que antes ruede pelota:
nicotina,
creo que te cambiaré por cañamito.
Ay, necesito un opiáceo para el alma,
una valium donde el cementerio,
un cigarrito para la esquina.
Y nada: ni una rosa me consuela.
Apréndele a tu tía: jamás dejó su ópera.
frf
20-04-2011 18:53
(alucinando por un puchito).
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