Esa noche llovió sobre las cabezas
y se azotaron contra los techos;
cemento,
piedras,
pastos de los suelos
y tierra baldía, no más
Por decir lo menos, miles de ramas se desgancharon / Por decir lo más, millones de árboles cayeron tumbados / Los invernaderos y tragaluces se hicieron añicos / Los cursos de los ríos y de los humanos, inexorables, se alteraron / La lluvia caía sepultando espantos, alaridos y súplicas aterradas / Desde los cielos todo cayó y abajo, todo ascendía, amontonándose / Demás está decir ¡las cosechas se perdieron! // Sonaron los teléfonos celulares y alámbricos / Sonaron las radios, los programas sinfónicos y operáticos / Sonó la Internet, la TV Cable, los beeper y bancomáticos // Esa noche se ensartaron; / en los cuentos de quienes hacen su pino con ríos revueltos; en las cruces de cementerio y campanarios; parabólicas y pararrayos; radares y semáforos; en los árboles mochos del Parque Forestal; en la cabeza y brazos de María, la virgen del cerro, manchada de rojo; / en las antenas de TV que, olvidadas, dormían en los tejados / Por todas las astas de todas las banderas fueron calados; / por espadas, crines y tricornios de monumentos ecuestres; / por bayonetas de fusiles desconocidos de soldados anónimos / Quedaron ensartados… semejando anticuchos, en la emblemática torre de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones que ofrecía, coloreando la noche con estáticos rayos / -a los habitantes de Nueva Chago- / un ¡espectáculo! cinematográfico // Se magullaron con filosas puntas de paraguas negros a esa hora abiertos y, estampados por doquier, callan por siempre sus desprevenidos usuarios // Esa noche, igual a moscas, en las torres de alta tensión, se achicharraron / Los aviones sorprendidos volando bajo se vinieron abajo como los pájaros que reaccionando como pájaros perdían sus huevos, sus polluelos y sus nidos / Los túneles del tren subterráneo se inundaron / ¡Mierda! Se hicieron neones y letreros publicitarios… las carrocerías de los automóviles… los quioscos de revistas y diarios… señales de tránsito… paradas de autobús… las plazas con sus escaños…
Las alcantarillas desguazaban:
Sangre
Vísceras
Médula de los huesos
Cerebros licuados
Fluidos varios
Y, otro tanto
anegó
grandes extensiones de la ciudad
Vísceras
Médula de los huesos
Cerebros licuados
Fluidos varios
Y, otro tanto
anegó
grandes extensiones de la ciudad
La tierra desnuda se negó a drenar el pestilente ñachi / que chorreó, esa noche, bajando como "La Cosa" por las laderas de Los Andes / En el aire se evaporaron las lágrimas, los llantos y el moquear // En el mar, pesos muertos se desplomaban ¡plonc! / y enérgicos emergían ¡splash!, tapizándolo por completo / Dicho, redicho, y bien dicho está / “todo va a la mar”
Pero antes del insólito diluviar, prevenían los presagios
Todos ignoraron los pronósticos de ilusos poetas / interesados en los fenómenos climáticos / Ellos aseguraban “la ecotombe será global” / (Los satélites espías siguen atontados)
Antes del cataclismo,
“llovían”,
plumas,
níveas,
leves;
y luego, cayeron rotundos
-literalmente, se vinieron guarda abajo-
paracaidistas sin paracaídas,
No hay comentarios:
Publicar un comentario