lunes, 4 de abril de 2011

Nunca supe para quien escriben los poetas muertos


               a Cristián Díaz Flores


Quizá para los vivos, los difuntos y los no nacidos
Quizá para ninguno de ellos, ni para sí mismos
Nunca sé, si los poetas que viven hoy, escriben
Escrito esto, creo traicionar al Santo Oficio
Escrito esto, creo matarme a mí mismo
El espíritu te pone la soga al cuello
El espíritu mutila los dedos
Quiebra la marcha sinuosa de la escritura
Y grita no te destruyas, no lo hagas poeta mío
Y, en cambio, yo, no sé cómo responder a mi espíritu
Acaso, los poetas, ¿escriben para alguien? (“sí, sí-sí, sí”)
Acaso, sus egos, ¿son guiados por el espíritu? (“no, no-no, no”)
Y el espíritu es, sólo, sino, una farsa religiosa
o superstición para ignorantes falsarios
Un negar puentes entre cielos y tierras, desaparecidos
Y es verdad, los poetas somos exhibicionistas;
acaso, los pinches egotistas, no se creen superiores
donde siempre se es inferior: los sentimientos
Parráfrasis de mi mismo sentí, mentí
Por eso digo es más grande el amor del que ama
sin apegos; en cambio, el poeta pide le amen sin reservas
y una vez muerto, por la ávida boca del gusano rebuzna
Ámenme en los versos
Consiéntame los versos
Compréndanme los versos
Sánenme de las dolencias imaginarias
(necesarias para el poema, mas no para la poesía)




::en VLS::

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