martes, 5 de abril de 2011

Visión de la Ciudad Diluviando


Esa noche llovió sobre las cabezas
y se azotaron contra los techos;
cemento,
piedras,
pastos de los suelos
y tierra baldía, no más
Por decir lo menos, miles de ramas se desgancharon / Por decir lo más, millones de árboles cayeron tumbados / Los invernaderos y tragaluces se hicieron añicos / Los cursos de los ríos y de los humanos, inexorables, se alteraron / La lluvia caía sepultando espantos, alaridos y súplicas aterradas / Desde los cielos todo cayó y abajo, todo ascendía, amontonándose / Demás está decir ¡las cosechas se perdieron! // Sonaron los teléfonos celulares y alámbricos / Sonaron las radios, los programas sinfónicos y operáticos / Sonó la Internet, la TV Cable, los beeper y bancomáticos  // Esa noche se ensartaron; / en los cuentos de quienes hacen su pino con ríos revueltos; en las cruces de cementerio y campanarios; parabólicas y pararrayos; radares y semáforos; en los árboles mochos del Parque Forestal; en la cabeza y brazos de María, la virgen del cerro, manchada de rojo; / en las antenas de TV que, olvidadas, dormían en los tejados / Por todas las astas de todas las banderas fueron calados; / por espadas, crines y tricornios de monumentos ecuestres; / por bayonetas de fusiles desconocidos de soldados anónimos / Quedaron ensartados… semejando anticuchos, en la emblemática torre de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones que ofrecía, coloreando la noche con estáticos rayos / -a los habitantes de Nueva Chago- / un ¡espectáculo! cinematográfico  //  Se magullaron con filosas puntas de paraguas negros a esa hora abiertos y, estampados por doquier, callan por siempre sus desprevenidos usuarios  //  Esa noche, igual a moscas, en las torres de alta tensión, se achicharraron / Los aviones sorprendidos volando bajo se vinieron abajo como los pájaros que reaccionando como pájaros perdían sus huevos, sus polluelos y sus nidos / Los túneles del tren subterráneo se inundaron / ¡Mierda! Se hicieron neones y letreros publicitarios… las carrocerías de los automóviles… los quioscos de revistas y diarios… señales de tránsito… paradas de autobús… las plazas con sus escaños…
Las alcantarillas desguazaban:
Sangre
Vísceras
Médula de los huesos
Cerebros licuados
Fluidos varios
Y, otro tanto
anegó


grandes extensiones de la ciudad


La tierra desnuda se negó a drenar el pestilente ñachi / que chorreó, esa noche, bajando como "La Cosa" por las laderas de Los Andes / En el aire se evaporaron las lágrimas, los llantos y el moquear  //  En el mar, pesos muertos se desplomaban ¡plonc! / y enérgicos emergían ¡splash!, tapizándolo por completo / Dicho, redicho, y bien dicho está / “todo va a la mar”

Pero antes del insólito diluviar, prevenían los presagios

Todos ignoraron los pronósticos de ilusos poetas / interesados en los fenómenos climáticos / Ellos aseguraban “la ecotombe será global” / (Los satélites espías siguen atontados)


               Antes del cataclismo,
                                    “llovían”,
                                                  plumas,
                                                               níveas,
                                                 leves;
             y luego, cayeron rotundos
                            -literalmente, se vinieron guarda abajo-
          paracaidistas sin paracaídas,

                     ¡  Á n g e l e s  !
    
con las alas arrancadas de cuajo







::en Visiones de la Luna Solar::

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